En los primeros meses de este año 2020 la humanidad se ha encontrado con una crisis sanitaria que ha provocado profundos cambios sociales y laborales; pero, además, estas semanas de confinamiento han comenzado a provocar, en muchas personas, respuestas emocionales vinculadas con el estrés y la ansiedad.
Esta ansiedad, estrechamente relacionada con la emoción de miedo, es una respuesta adaptativa e imprescindible para la vida; pues permite al ser humano reaccionar ante una situación futura que se anticipa como peligrosa y, cuando se sitúa en niveles adecuados, impulsa al organismo para reaccionar y utilizar recursos con los que enfrentarse a este tipo de situaciones.
Sin embargo, como la ciencia ha demostrado, los niveles excesivos de ansiedad provocan el efecto contrario; generando emociones de angustia y la adopción de conductas contraproducentes para el propio individuo. En este sentido, dos autores como Yerkes y Dodson realizaron un análisis de la influencia de la ansiedad en el rendimiento y llegaron a la conclusión de que, para llevar a cabo cualquier tarea, es necesario un nivel adecuado de estrés o ansiedad; dando como resultado una gráfica en forma de “U” invertida que cualquier organización y departamento de Recursos Humanos deberá tener presente para gestionar su talento interno de la manera más eficiente posible.

Por tanto, y a pesar de la lamentable situación a la que nos estamos enfrentando, debemos ser capaces de extraer algo positivo y comprender que un buen manejo de la ansiedad y del estrés puede ser muy beneficioso para alcanzar niveles de rendimiento óptimos en nuestra actividad laboral y en nuestra vida personal.
Javier Alarcos Olivares (@jalarcoso)